Olimpiadas controvertidas

Por Prensa Peruana

Por José Alejandro Godoy

Esta semana se desarrollarán las primeras competencias de los Juegos Olímpicos, que tendrán este año como sede a China.

No ha sido un año fácil para el país organizador de las olimpiadas, pues los ojos del mundo, conforme se acercaba el momento de la competición, se centraban en dos problemas bastante fuertes: la situación del Tibet, cuya lucha por la autonomía es reprimida de modo bastante fuerte por la dictadura comunista – de mercado que gobierna China, y el tema de los derechos humanos, expresado, sobre todo, en la cantidad de ejecuciones en nombre de la pena de muerte y las severas restricciones a la libertad de expresión.

China no ha cumplido con varios compromisos internacionales que hizo una vez que le fuera entregada la sede de los Juegos Olímpicos. El principal de ellos es el levantamiento de censura a Internet, cuestión que el propio Comité Olímpico Internacional ha aceptado que no puede contrarrestar. También es notorio el fracaso del COI en intentar que los temas políticos y de derechos fundamentales no empañen la fiesta deportiva, quedando en meros llamados a los deportistas para que no den declaraciones políticas. No faltará alguno que haga caso omiso y que, de acuerdo a su consciencia, no deje de condenar los atropellos a los que esta satrapía con nombre de comunismo pero con mentalidad de Von Hayek autoritario somete a sus ciudadanos.

Las potencias mundiales, si bien han señalado sus reparos, no han boicoteado la competencia ni la inauguración. Para ellos es claro, ni son tiempos de la guerra fría, ni tampoco es bueno hacer enojar a un socio comercial de polendas o a un potencial rival económico y bélico. Digamos, todo queda en el discurso.

Paradoja situación en la que se encuentra el Perú frente a estos Juegos Olímpicos. De un lado, Alan García fue el único gobernante que defendió abiertamente a China, a pocos días de producirse una severa represión en el Tibet y cuando las críticas eran cada vez más fuertes a la actuación de este gobierno. Digamos, al converso al espacio – tiempo histórico del libre mercado extremis le importa poco los derechos humanos – como en su primer gobierno – como para dejar de lado los negocios. El pensamiento Mónica Adaro (Business son Business) en su máximo esplendor.

Pero, de otro lado, estamos ante el mismo gobierno peruano que le da pocas facilidades a los deportistas que no patean una pelota de fútbol, que no tiene políticas deportivas y que, si es que alguno de nuestros 13 representantes obtiene alguna medalla, aparecerá en la foto.

Así, en medio de estos aprestos tan poco compatibles con el espíritu olímpico, el deporte vuelve a vestirse de gala. Esperemos que ello no nos haga olvidar que hay situaciones que, a pesar de las medallas y los fuegos artificiales, no se pueden ocultar.